Sobreviviendo a toda costa
Estrategia de supervivencia:
La última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos, publicada esta semana, revela que, en la ciudadanía, predomina una sensación generalizada de incertidumbre. Consultados sobre la perspectiva de la situación del país en comparación con el año anterior, un 66% cree que esta es peor, un 23% considera que se mantiene igual y solo un 8% que es mejor. Sobre Lima, el sentimiento negativo de vida en la capital es mayor al positivo entre los encuestados, 46% versus 22%, respectivamente. De los sentimientos que prevalecen en los limeños, 31% siente incertidumbre, 24% miedo y 15% tristeza, mientras solo un 19% considera que la ciudad le genera esperanza.
Este desánimo de la ciudadanía explicaría porqué las autoridades siguen con su alta desaprobación. La aprobación de la presidenta Boluarte se ubica en un 8% y la del Congreso en un 5%. Es, justamente, esta situación generalizada de desgaste en la población la que condiciona la continuidad de las principales autoridades. El Gabinete Otárola, que evidencia el desgaste de varios ministros, ha adoptado una estrategia de sobrevivencia.
En otro contexto, el amague de renuncia del ministro de Economía y Finanzas, o el “consejo” de la ministra de la Producción de ir contra el titular de otra cartera para esquivar un problema, por señalar los casos más recientes, habrían significado el rápido recambio en estos titulares. Sin embargo, estos ministros continúan, junto a otros como Defensa, Energía y Minas, Cultura y Desarrollo Agrario, con serios cuestionamientos a su desempeño, y con un titular del Interior que no sabe qué responder cuando se presenta ante el Congreso por la salida del comandante general de la Policía Nacional.
En la lógica de buscar su continuidad, los ministros evitan constantemente quedar en el centro de las críticas y, en caso su estrategia falle y se vean envueltos en cuestionamientos, su actitud pasa por evadir las responsabilidades o poner el foco sobre alguien más. En tiempos de crisis, los miembros del gabinete han optado por dejar correr el agua bajo el puente, con el objetivo de que la atención sobre sus problemas decaiga y estos queden encarpetados. Esto tampoco les supondría una tarea difícil considerando que el caos político, judicial y mediático refresca la agenda cada día con titulares en los medios y redes sociales que distraen la atención sobre el gobierno.
Además, la permanencia de “autoridades” sin la fuerza -y en algunos casos, capacidad- necesaria para tomar decisiones, ocasiona que pequeños grupos logren imponer su agenda o sus intereses. En esa línea, entre los hechos más recientes tenemos las presiones que han ejercido los controladores aéreos de CORPAC, retrasando la salida y llegada de vuelos en el Aeropuerto Jorge Chávez, afectando a más de seis mil pasajeros en solo una semana; o las paralizaciones en Machu Picchu por la decisión de vender virtualmente los boletos de ingreso, a pesar de los claros indicios de corrupción que recaen sobre el sistema vigente.
Mientras esto ocurre, los ministros no muestran capacidad de sostener una postura firme, y ceden ante los reclamos que generan ruido, aunque estos no tengan sustento, con el único objetivo de permanecer en el cargo. Las críticas por su poco manejo no importan mientras no exista ruido desde los sectores sociales involucrados en la problemática. Tenemos funcionarios, mas no autoridades.
Asistencia cancelada:
El jefe del Gabinete, Alberto Otárola, señaló, en la conferencia de prensa tras sesión del Consejo de Ministros, que la presidenta Boluarte no asistirá a la Fiesta de la Candelaria, en Puno. Otárola enfatizó que la asistencia de la mandataria a la principal celebración de esta región se trató, en realidad, de información sin confirmar. Sin embargo, indicó que Boluarte no tiene ninguna restricción para viajar y que continuará con los viajes a regiones, de la mano de las autoridades subnacionales. El objetivo de extender la presencia de la mandataria en regiones parte del pedido de los gobernadores y de la necesidad de atraer inversiones, pues una presidenta que no puede desplazarse en su propio país no genera una buena imagen, en el plano nacional como en el internacional, y esto ha sido alertado por los ministros tras sus viajes al exterior.
Sin embargo, el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Juan Carlos Mathews, se habría adelantado a confirmar el viaje de la mandataria a una región que necesita un plan estratégico, de cara a recibir eventualmente a la presidenta. Boluarte fue acusada de incitar a la violencia antes que Otárola desmienta su participación en la festividad. A pesar del desmentido, el daño ya estaba hecho y la escaza coordinación al interior del gabinete ministerial, como claramente se demostró en este caso, le supuso un nuevo desgaste innecesario a la imagen de la mandataria. Esta poca capacidad de interacción interministerial trasciende del plano comunicacional al ejecutivo, provocando claras contingencias sobre el manejo del país, siendo evidente el desorden generalizado y la falta de una estrategia del Ejecutivo a corto, mediano y largo plazo.