Panorama 2026: Diálogos por alianzas
Panorama 2026:
Hasta el momento, son 41 los partidos políticos que han logrado su inscripción ante el Registro de Organizaciones Políticas (ROP) del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). La última agrupación oficialmente inscrita es el Partido Democrático Federal, de Virgilio Acuña. En los siguientes días se sumaría Batalla Perú, del gobernador de Junín, Zósimo Cárdenas, que ya está en la última etapa del proceso. Según el ROP, hay otros 33 partidos en proceso de inscripción, por lo que la cifra se incrementará hasta el mes de abril, fecha en la que se convocarán a las Elecciones Generales de 2026.
En medio de ello, los partidos han empezado las rondas de diálogo con el objetivo de conformar alianzas para el próximo proceso electoral, aunque no se conocen de avances concretos para consolidar estas posibles coaliciones. El próximo 16 de junio es la fecha límite para solicitar la inscripción de estas y el 16 de julio es la fecha límite para lograr dicha inscripción por parte del JNE. Es probable que algunos consideren que es prematuro ‘casarse’ con otro partido a falta de 5 meses para dicho plazo, pues en una coyuntura tan cambiante como esta, quien hoy puede ser un gran aliado, puede tranquilamente convertirse en un obstáculo a mitad de año.
Desde la izquierda se identifican varios frentes de posibles alianzas, todavía sin certeza si estas llegarán a consolidarse. Inicialmente, la unión más avanzada era la de Juntos por el Perú (Roberto Sánchez), Voces del Pueblo (Guillermo Bermejo) y A.N.T.A.U.R.O. (Antauro Humala). Sin embargo, y ante la incertidumbre sobre el futuro de este último partido, Juntos por el Perú y Voces del Pueblo podrían optar por presentarse de manera independiente cada uno. Además, Bermejo se ha ido desmarcando de Humala en las últimas semanas, especialmente tras cumplirse determinados plazos que dejaría al exmilitar fuera de toda posibilidad electoral en las generales de 2026.
De otro lado, está lo que podría considerarse un frente de corte más nacionalista y humanista de la izquierda. En este bloque, están Adelante Pueblo Unido, del expremier Aníbal Torres; Unidad Popular, de Duberlí Rodríguez, expresidente del Poder Judicial y de la Corte Suprema; Todo con el Pueblo, de los castillistas Pasión Dávila y Nicolás Bustamante; y Pueblo Consciente, del congresista Guido Bellido. A estas agrupaciones podría sumarse también el Movimiento por la Unidad de los Pueblos, del exministro de Salud, Hernando Cevallos. No obstante, se trata de agrupaciones que están en proceso de inscripción y cuyos líderes, con aspiraciones políticas, necesitan de un vehículo para poder llegar a algún cargo de elección popular. Además, al no haber renunciado a sus agrupaciones hasta el 23 de diciembre último, están en la necesidad de que sus partidos sean inscritos para poder participar en las próximas elecciones.
Luego están las conversaciones que se estaban llevando a cabo con el frente progresista entre Nuevo Perú, de Verónika Mendoza; Ahora Nación, de Alfonso López Chau, rector de la UNI; Primero La Gente, de Miguel del Castillo; y el Partido de Trabajadores y Emprendedores, agrupación de antiguos dirigentes sindicalistas de la década de los ochenta y noventa. En Primero La Gente, las fricciones internas han ocasionado la salida de las congresistas Susel Paredes y Flor Pablo, quedando la exministra de Justicia, Marisol Pérez Tello, como la única precandidata presidencial. Las discrepancias ideológicas entre los principales líderes y precandidatos podrían ocasionar que la unión se concrete. A ello, se suma a otras voces de la izquierda, como son las excongresistas Indira Huilca, Marisa Glave, Rocío Silva Santisteban, Mirtha Vásquez, las mismas que buscan hacer política, promover alianzas, y tener roles activos y poder de decisión en las elecciones, pero sin hacer vida partidaria. Si bien hay un esfuerzo en organizar movimientos, carecen de un endoso político tangible y de dirección partidaria. Lo más probable es que busquen impulsar una alianza con la que puedan postular como invitadas a algún cargo.
Por último, lo más probable es que Perú Libre, de Vladimir Cerrón, se presente de manera independiente, buscando pelear por la inscripción del partido, principalmente.
A la izquierda le jugará en contra la fragmentación que se podría ocasionar de no concretar una coalición que sume a la mayor cantidad de agrupaciones políticas, las que, en su mayoría, son nuevas y también tendrán este factor en contra. Además, este sector tiene un bolsón electoral concentrado, principalmente, en el centro y sur del país, en regiones con un número menor de habitantes que la costa o el norte. De concretarse estas alianzas, se disputarán el voto en las mismas regiones del país, y con candidaturas similares en discurso y estrategias, existe una alta probabilidad de dispersión de las preferencias electorales.
Desde la derecha, hay un frente que agrupa a perfiles de gran peso, y ego, lo que puede ser un problema si estos no están dispuestos a ceder espacios. De momento, se barajaría la posibilidad de una alianza que consolide al Partido Popular Cristiano, Avanza País y Renovación Popular. Desde Fuerza Popular hay voluntad de escuchar y evaluar la posibilidad de sumarse a esta coalición sin que su lideresa, Keiko Fujimori, encabece la fórmula de la plancha presidencial. Pero para que esta conversación continúe avanzando aún hay fichas en la derecha que deben definir sus posiciones. El principal problema es que, a diferencia de las izquierdas, al tener candidatos de tan alto perfil buscando cargos similares, su contienda más fuerte no será frente a otros partidos o alianzas, sino entre ellos mismos.
La repartición de los espacios en las listas, principalmente en la Nacional para el Senado; así como la decisión de los candidatos para las listas regionales de la Cámara Alta; e incluso la conformación de la fórmula para la presidencia, dejará afuera de las elecciones a nombres de peso. Quienes queden inscritos finalmente, deberán ganarse un lugar en el Parlamento compitiendo por quedar entre los primeros lugares de los votos preferenciales, confrontando a los candidatos de su propia coalición. La tarea no será fácil, y muchos consideran que puede ser más sencillo hacerse del cargo yendo a las elecciones sin formar un frente, únicamente con su partido. A estas alturas, todo entra en la balanza.
En la centroderecha hay otros partidos que, por lo menos, buscarán salvar su inscripción, a la expectativa de cobrar relevancia y aparecer como una alternativa frente a grupos considerados más al extremo. Este es el caso de Fuerza Moderna, agrupación liderada por la expresidente ejecutiva de EsSalud, Fiorella Molinelli, al que se han afiliado figuras como el expresidente Pedro Pablo Kuczynski, entre otros excongresistas que lo acompañaron durante su gobierno, como Gilbert Violeta y Janet Sánchez.
El excandidato presidencial Hernando de Soto, afiliado a Progresemos, también estaría buscando unirse a una coalición de la derecha, pero los principales partidos de la derecha todavía recuerdan su acercamiento con Pedro Castillo e incluso el respaldo que ha otorgado a mineros ilegales. De Soto ha ido perdiendo de manera acelerada el capital político que pudo haber ganado en el proceso de 2021.
Desde el autodenominado centro, Fe en el Perú y Obras, de los exalcaldes Álvaro Paz de la Barra y Ricardo Belmont, respectivamente, han iniciado conversaciones con el objetivo de poder consolidar un frente electoral para el próximo proceso. Ambos líderes tienen un discurso y una forma de hacer política similar que, en la práctica, podría terminar acaparando votos de la izquierda y la derecha.
Si bien aún es pronto para saber qué alianzas lograrán inscribirse hacia la mitad del año, hay un denominador en común para varios de los partidos: la agenda conservadora y nacionalista ideológica. En la mayoría de los frentes que están en negociaciones, el principal punto de encuentro es el conservadurismo, que podría primar en la agenda del debate político, alineándose a los discursos que vienen ganando espacio en Estados Unidos, Europa y parte de nuestra región. Sin duda, estamos en un momento de cambio, y las Elecciones de 2026 no serán una excepción.
Por último, para las elecciones regionales y locales del próximo año, los gobernadores y alcaldes tendrán un poco más de espacio para buscar algún cargo. La posibilidad de la reelección todavía se mantiene viva, y se harán los esfuerzos para que se concrete una vez que se reinicie la legislatura. Pero, además, los que busquen cambiar de camiseta tienen hasta el mes de junio para renunciar a los partidos a los que se encuentren afiliados y poder postular como invitados por otra agrupación, por lo que la puerta de posibilidades para los cargos locales aún no se cierra. Si bien esto facilita las conversaciones con la diversidad de tiendas políticas inscritas, va en demérito de los aparentes esfuerzos por lograr un fortalecimiento de los partidos, ya que persiste la línea de seguir contando con candidatos ocasionales, o golondrinos, que solo responden a ellos mismos.
Disputas en la Comisión de Fiscalización:
La denuncia de una red de proxenetismo en el Congreso ha generado una disputa entre algunas bancadas, que más pareciera tener como objetivo real el debilitar a los que serán sus adversarios en las próximas campañas. Tanto Alianza para el Progreso como Somos Perú han buscado frenar el trabajo de la Comisión de Fiscalización, presidida por Juan Burgos de Podemos Perú, argumentando que esta no tiene las facultades para investigar la denuncia en cuestión.
Independientemente de los temas a indagar, no es casual el posicionamiento de Podemos en contra de determinados funcionarios vinculados a APP, ni sus críticas al rol de los somistas. El interés político del partido de Luna no sería únicamente encontrar la verdad sobre este caso, sino utilizarlo con el afán de debilitar a las dos agrupaciones que han mostrado el mejor resultado a nivel subnacional, de forma consecutiva, en las Elecciones Regionales y Municipales más recientes.
En el fondo, se trata de bancadas cuyos partidos políticos tienen grandes aspiraciones para los cargos de elección popular a nivel regional y local. César Acuña, Patricia Li y José Luna, han hecho esfuerzos por sumar líderes regionales en todo el país, que les aseguren resultados favorables en octubre de 2026. Para ellos, la campaña ya inició, y el primer campo de batalla es la Comisión de Fiscalización del actual Parlamento.
Sin embargo, y sobre el fondo de la denuncia, desde la Mesa Directiva del Congreso no parecen dispuestos a corregir el rumbo. La ratificación del Oficial Mayor, Giovanni Forno, evidenciaría que no hay un real interés por asumir errores, encarar el problema de fondo, y menos, de señalar a los responsables de esta suma de irregularidades que continuarían desempeñando funciones al interior del Legislativo.
Resultados nulos:
La Policía Nacional emitió un comunicado esta semana indicando que en el período de enero de 2025 se han presentado 5 casos menos de homicidios que en el mismo período en 2024. Es evidente que no hay un manejo adecuado del problema de la seguridad ciudadana y el crimen organizado, pero, además, no existen reparos en brindar respuestas indolentes a la ciudadanía. Para el gobierno, que el año pasado la cifra fuera de 5 homicidios más que los registrados en los primeros días de 2025, demostraría que la Policía está reduciendo hechos delictivos. No hay nadie en el gobierno que se ruborice ante este tipo de declaraciones. El problema con el titular del Interior, Juan José Santiváñez, es que sería difícil para la presidente Boluarte soltarle la mano luego del rol que jugó durante el contexto de su hermano Nicanor como prófugo de la justicia; así como para las bancadas afines al gobierno que, más allá de la crítica, todavía no han mostrado intenciones reales de censurarlo.
Por último, la presidente Dina Boluarte participó en un evento de alto nivel en el Foro Económico Mundial. Su discurso, con cero autocríticas a su gestión, y algunos datos cuestionables, evidencia una preocupante desconexión con el país. La mandataria habló del manejo responsable de la economía peruana, de la deuda internacional y del gasto público. Su mensaje, en realidad, presenta contradicciones si se contrastan con un desequilibrado presupuesto para 2025 y el riesgo de continuar incumpliendo, de manera consecutiva, con la regla fiscal, dado que el gasto público y el déficit fiscal se mantienen altos. Boluarte también buscó mostrar un país sin disputas, desconociendo que hay conflictos políticos, sociales y económicos. Es preocupante que, desde el gobierno, no haya asesores capaces de evaluar el público al que dirigen un mensaje, creyendo que cualquier dato que se brinde, no será contrastado posteriormente. Es de esperarse que un mandatario quiera plasmar un panorama favorable para atraer inversiones, pero el exponer situaciones irreales respecto de problemas que afectan a los peruanos en su día a día, podría jugar en contra de sus objetivos. Al parecer, es el propio equipo de la presidente el que está jalándole la alfombra.