Negociaciones individuales en crisis política.
Deshumanizada y contra las cuerdas:
El pasado fin de semana, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) difundió la encuesta de opinión sobre la coyuntura política y social de finales de enero. Sobre el gobierno, un 76% de los encuestados desaprueba la gestión de Dina Boluarte, con una subida en 5 puntos porcentuales, respecto a resultados de inicios del mes. Además, un 74% considera que la presidenta debería presentar su renuncia y un 73% cree que las Elecciones Generales deberían realizarse este 2023.
Los resultados de la encuesta podrían explicar el posterior mensaje a la nación de Dina Boluarte el domingo por la noche, en el que anunció que presentaría un proyecto de ley para que, con carácter de urgencia, en el Congreso se apruebe el adelanto de elecciones para octubre de este año y otro para que en el próximo Congreso, desde la Comisión de Constitución, se encarguen de una reforma total de la Constitución. Este mensaje reactivo y confrontacional pues terminó teniendo su primer choque con el Congreso, que finalmente es el que actualmente le otorga oxígeno a la continuidad de su gobierno. Parte de su soporte se centra en la derecha, como es el caso de Renovación Popular, bancada que cambió el discurso de que Boluarte no debería renunciar a que, si siente que no está en la capacidad de gestionar la crisis, debería anunciar su salida, dando paso a elecciones presidenciales complementarias. Esta sensación ha sido compartida por algunos parlamentarios de Fuerza Popular, Avanza País, Acción Popular y, por supuesto, de la izquierda.
Boluarte se ha puesto contra las cuerdas y en una posición de mayor debilidad. Incluso se estaría evidenciando la falta de consenso que, se comenta, existe dentro del Ejecutivo respecto al manejo de la crisis. Esta semana, Raúl Molina presentó su renuncia al cargo de jefe del Gabinete Técnico de la Presidencia de la República, pidiéndole a Boluarte que responda al país como jefa de Estado, más que como jefa de gobierno, en un claro llamado a que sea consciente de la dimensión de la crisis y busque cambios, más allá del simple control de las manifestaciones con apoyo de las Fuerzas del Orden. Molina también precisa que, para que la opción del diálogo sea viable, se necesitan de gestos políticos sustantivos, lo que no estaría ocurriendo. A esto se suma que, el premier Alberto Otárola, a quien se le cuestiona por, presuntamente, hacer las veces de “presidente en la sombra”, indicó que las propuestas anunciadas por Boluarte todavía no contaban con aprobación del Consejo de Ministros. Tras ello, sostuvo reuniones con las bancadas de derecha para tratar de “calmar las aguas”.
Luego de la indecisión del parlamento respecto del adelanto de elecciones, el gobierno presentó un nuevo proyecto de ley para recortar los mandatos y convocar a Elecciones Presidenciales y Congresales para el período diciembre 2023 a julio 2028. Sobre la intención de que el próximo Congreso promueva una reforma integral de la Constitución, no se ha vuelto a hablar.
Boluarte habría contribuido a su propia crisis con su mensaje a la nación. Si bien el contenido de este quedó, un poco, en el olvido, la forma en cómo se dirigió a la ciudadanía no fue la más adecuada. Desde el inicio de su gestión, la presidenta ha intentado estar cerca de la población; sin embargo, en este último mensaje, no dedicó ningún espacio para los policías heridos o el manifestante fallecido en Lima. De esta manera, Boluarte se mostraría alejada de los peruanos y del Congreso, que es su soporte político. Además, se vio fría y distante, pero firme, como intentando dar señales de que no se irá. Solo con el tiempo sabremos si esta determinación es tan fuerte como aparente.
Negociaciones individuales:
Mientras tanto, en el Congreso, continúa el entrampamiento político a la salida de la actual crisis, con varios factores que explican por qué estaría ocurriendo esto. El principal es que hay una creciente ola de personas que están en este espacio de representación con una agenda de interés propia más que una política. Ello explicaría por qué los líderes políticos tienen un escaso control, casi nulo, para que se respeten posiciones partidarias. Si bien no hay renuncias en los bloques de derecha, lo cierto es que las alianzas informales del otrora llamado “Bloque Democrático”, ya no existen, y que hay parlamentarios que no van a seguir órdenes incluso en bancadas disciplinadas. En Fuerza Popular, Tanía Ramírez y Cruz Zeta han votado en contra respecto al adelanto de elecciones, cuando la posición de la bancada era votar a favor.
No termina siendo un tema de ideología, pues tanto la izquierda como la derecha están en la misma posición. Ante una ausencia de otros discursos, Perú Libre y el resto de la izquierda se aferra a la Asamblea Constituyente para seguir votando en contra de un adelanto de elecciones, pues el verdadero deseo de fondo es la continuidad política. Después de todo, y según el IEP, el Congreso enfrenta una desaprobación del 89%, la cifra más alta registrada desde que los actuales congresistas empezaron sus funciones en 2021. Para la izquierda, desorganizada y sin un líder visible, la propuesta de una nueva Constitución es la única salida para tener un tema en agenda pública con el que buscar superar la valla y tener representación en el próximo Parlamento. Perder sus curules significa, también, perder el financiamiento público, con el que han establecido salarios para sus líderes partidarios, como el caso de Vladimir Cerrón.
Este desorden y caos político solo profundiza la crisis de representación, puesto que se evidencia que no existe una capacidad de llegar a consensos y que, finalmente, la discusión tendría que ser individual pues dialogar con un líder de bancada no asegura una votación en bloque. En el Pleno, prima la inexperiencia política en el debate y en el manejo de los procesos parlamentarios. No se identifica a un congresista capaz de direccionar los debates o trazar estrategias para evitar caer en la trampa del adversario. Una muestra evidente fue la última votación del texto sustitutorio de adelanto de elecciones presentado por Hernando Guerra García, que fue rechazado, no solo negando la posibilidad de tener una fecha tentativa para el proceso electoral que se reclama en las calles, sino que, dándole el manejo del debate a Perú Libre, con su dictamen en minoría. Después de todo, ¿cómo se explica que el tema de la Asamblea Constituyente se logró evadir en la Comisión de Constitución por año y medio, para que ahora se haya debatido en el Pleno? Es en momentos como los actuales en los que ahonda la necesidad de políticos de trayectoria y con experiencia en el Congreso.