Manto de incógnitas
Manto de incógnitas:
El cambio de ministros realizado la semana pasada no ha generado mayores sobresaltos para el gobierno de Dina Boluarte. Por el contrario, ha tenido un período de aparente calma y tranquilidad en el que ha podido enfocarse en la emisión de decretos legislativos. Ello, dentro del marco de las facultades otorgadas por el Congreso, cuyo plazo vence en octubre próximo.
Hay incertidumbre con relación a si se concretarán los cambios que no se realizaron en esta renovación parcial del Gabinete Ministerial antes de fin de año. El ministro de Economía, José Arista, se mantiene en el cargo, pero, para el gobierno, su gestión es muy independiente. Arista no suele tener en cuenta los encargos de la presidente, por lo que está en constante evaluación para ser reemplazado.
Petroperú y el próximo viaje de Boluarte a la Asamblea General de la ONU son otros temas que también generan ciertas dudas. El presidente del Directorio y todos sus miembros presentaron esta semana su carta de renuncia a la empresa estatal peruana. Los directores señalaron que “en las condiciones actuales resulta inviable continuar con el encargo recibido”. Llevaban varios días sin que el gobierno se pronunciara respecto del futuro de la compañía. En respuesta, se aprobó luego un decreto de urgencia que establece medidas extraordinarias para superar la crisis financiera. La norma se enfoca en la optimización de costos con una reducción del 10% para este año, y hasta el 30% para 2025. ¿Son suficientes las acciones del Ejecutivo para que Petroperú supere la crisis financiera en el corto y mediano plazo? De ser inminente, ¿se atrevería el gobierno a realizar la reestructuración que necesita la empresa estatal? En el Congreso se analiza la posibilidad de tomar cartas en el asunto y empezar a debatir una posible privatización. Petroperú se ha convertido en un botín político del que la izquierda y la derecha deliberan sin tomar una decisión respecto a los problemas de fondo de la compañía, relacionados más a una gestión deficiente, elevados costos operativos, un gobierno corporativo inestable y altos niveles de endeudamiento.
La presidente Boluarte ha solicitado permiso al Congreso para acudir a la reunión anual de la Asamblea General de las Naciones Unidas. En el Parlamento, la incógnita recae en relación con la postura que adoptará el gobierno sobre la crisis en Venezuela. El excanciller Javier González-Olaechea era la figura más crítica al régimen de maduro y el gobierno ha tenido un cambio de postura desde su reemplazo. El jefe de Gabinete, Gustavo Adrianzén, negó que Perú haya reconocido oficialmente al opositor Edmundo González Urrutia como presidente electo. Para el canciller Schialer, ese problema “debe ser resuelto por los venezolanos”. Ahora, ¿cuál será el discurso de Boluarte en la esfera internacional con otros mandatarios presentes? Distintos congresistas insistirán en que se tome una postura clara cuando se debata el permiso de salida del país en el Pleno.
Por último, el gobierno volvió a tener un desencuentro con la prensa, luego de que el vocero presidencial, Fredy Hinojosa, pidiera esta semana al Ministerio Público “actuar contra quienes pretenden alterar la verdad de los hechos”. Son varios los reportes periodísticos difundidos recientemente sobre protestas en eventos oficiales de Boluarte. ¿Podrá la mandataria recomponer la relación con la prensa nacional? ¿Existe intención de hacerlo? A falta de un enemigo político de peso con quién confrontar, la prensa es la válvula de escape y victimización de Boluarte. De cierta manera, le conviene esta relación tirante que tiene con los periodistas, a quienes puede responsabilizar de profundizar en los errores y desaciertos que se señalan sobre su gestión.
La calma que antecede a la tormenta:
Esta semana, el Parlamento ha empezado calentando sus motores. Las comisiones ordinarias han tenido las usuales sesiones de inicio de período legislativo en que los ministros de cada sector se presentan para rendir un balance de gestión. Además, la agenda de las primeras sesiones del Pleno ha sido acotada. Sin embargo, no se debe confundir este período de orden con un aparente cambio en el manejo del Congreso.
En todo caso, se trataría más de la calma que antecede a la tormenta. De cara a empezar el 2025, año preelectoral, el Parlamento iría de menor a mayor intensidad en los temas que irá aprobando. El riesgo, como en cualquier período de campaña, se centra en las medidas populistas que suelen aprobar los congresistas, promovidas por bancadas que representan a un partido político que busca tener un buen posicionamiento en la carrera electoral. El populismo es un espacio de convergencia de ideologías y posiciones políticas.
Panorama 2026: incierto
El fallecimiento de Alberto Fujimori significa un remezón en el panorama del proceso electoral de 2026, aunque con más preguntas en el aire que respuestas en papel de momento. ¿Qué viene, ahora, para Fuerza Popular, considerando que Fujimori había sido anunciado como candidato presidencial? Se trata de un partido basado en el caudillismo personificado en el propio Alberto. Sin el fundador del fujimorismo, es posible prever un tiempo de incertidumbre para el partido naranja, con una lideresa que enfrenta un juicio por presuntos aportes ilícitos a las campañas de 2011 y 2016. A la interna de la organización, ¿qué rol tomarán los fujimoristas de línea ‘albertista’ a los que han intentado desplazar en la última década? ¿Se unificarán las dos facciones del fujimorismo para el 2026? Con más de 30 partidos políticos inscritos, a Fuerza Popular, que no iría en alianza con otros grupos, le conviene estar unido para poder hacer frente a opositores en un campo de batalla ampliado.
¿Cómo evolucionará el antifujimorismo, que ha sido el principal rival en las urnas para Keiko, con Alberto Fujimori ausente? El voto en los procesos electorales se ha convertido en un voto de protesta. Con la partida de Fujimori, desaparece el gobernante con mayor notoriedad e incidencia en los últimos 40 años, junto con Alan García, en la política nacional. En campañas electorales pasadas, partidos políticos como Juntos por el Perú, el Frente Amplio, Perú Libre, entre otros, así como sus representantes políticos, se apalancaban en el rechazo al legado fujimorista para su propio impulso en las urnas. El antifujimorismo ha sido uno de los movimientos políticos más importantes del país que le ha cerrado la puerta de Palacio de Gobierno a Keiko Fujimori en tres oportunidades.
Diferentes autoridades, ministros y congresistas han acudido al velorio de Fujimori en el Ministerio de Cultura. La presidente Boluarte conversó con Keiko y Kenji Fujimori, al igual que ministros de Estado, como el jefe de Gabinete, Gustavo Adrianzén, y el ministro de Educación, Morgan Quero. La Mesa Directiva del Congreso, presidida por Eduardo Salhuana (APP) y los vicepresidentes Patricia Juárez (FP) y Alejandro Cavero (AvP), realizó una guardia de honor por unos minutos. También han acudido legisladores, de bancadas de centro y derecha, y otros políticos, como el expremier, Alberto Otárola; el excanciller Javier González-Olaechea; los apristas Jorge del Castillo y Mauricio Mulder; el exdiputado Alfredo Barnechea y la excongresista Lourdes Alcorta. Los políticos que asisten al velorio fijan, de alguna manera, una postura no solo a lo que la figura de Alberto Fujimori representa, un gobernante de derecha, a favor de la libertad de empresa, sino también a lo que se opone, como las ideologías políticas de izquierda.
El principal reto para Fuerza Popular es que deberá saber hilar fino y encontrar un balance que le permita apoyarse en la nostalgia que dejará la figura de Alberto, para asegurar el voto duro, sin que esto signifique mantener vivo el anti, a la par de posicionar a su lideresa, Keiko Fujimori, de la mejor manera.
La partida de Fujimori también es un punto de inflexión para los otros partidos que participarán en las elecciones. El 2026, si bien cercano, otorga también suficiente tiempo para que los partidos se recompongan por conflictos internos propios. Carlos Bruce, alcalde de Surco, anunció su renuncia a Avanza País, a pesar de que se perfilaba como la principal carta del partido para la Municipalidad de Lima. Las afiliaciones de fichas de extrema derecha, como el ultraconservador Phillip Butters, y la ausencia de un liderazgo propio del partido han ocasionado fricciones internas. Bruce sería solo uno de los primeros en renunciar. Si bien el plazo para afiliarse a una organización política para el proceso electoral general de 2026 ya venció en julio, aún hay plazo hasta octubre para los que busquen participar en las elecciones regionales y municipales de dicho año.