Gobierno “con punche” vs. Ciclón Yaku.
Yaku, la prueba climatológica del gobierno:
El paso del ciclón Yaku se ha convertido en una nueva prueba para el gobierno de Dina Boluarte. Se trata de un gobierno que ha logrado llegar a los 100 días de gestión, pero que carece de legitimidad por parte de la ciudadanía. Un inadecuado e incapaz manejo de los estragos del ciclón Yaku en el país le podría costar a Boluarte la continuidad en la presidencia. En especial cuando esta continuidad está relacionada a su alianza con la derecha y al enfriamiento del estallido social. Actualmente, las protestas se mantienen focalizadas en Puno, al ser una región con tendencia hacia lo radical y anti-sistema.
Sin embargo, Yaku también representa una oportunidad para el gobierno para demostrar un adecuado manejo del país. Para pasar esta prueba, Boluarte y el gabinete deberán lograr en el corto plazo acciones concretas para contrarrestar los estragos en las zonas más afectadas.
La última encuesta del CPI de marzo, previo al factor climatológico, evidencia que la desaprobación a la mandataria se ubica en un 71.6%. La capacidad de superar esta situación podría revertir la tendencia de desaprobación o dispararla a niveles inusitados. Si se demuestra que es un gobierno que reacciona de manera adecuada, frente a un deficiente manejo del país experimentado en los 16 meses de la gestión anterior, la presidenta podría quedar mejor posicionada frente a distintos grupos sociales. Si, por otro lado, el manejo de Yaku resulta deficiente, se podría acelerar su salida.
Las primeras reacciones del gobierno no fueron adecuadas, pues solo responsabilizaron a las anteriores autoridades de no haber tomado previsiones. Sin embargo, han reenfocado su estrategia de comunicaciones tratando de mostrar lo que venían haciendo desde hace unas semanas, que es mostrarse como un gobierno en acción, dispuesto a trabajar con todos: sector público, sector privado y población.
En línea con sus lineamientos de difusión, Boluarte y sus ministros quieren dejar claro que son un gobierno “con punche”, capaz de actuar en todo el territorio. Los resultados de estas acciones deberían verse pronto, pues el principal reto de la mandataria está relacionado a la percepción que tiene de su gobierno una ciudadanía particularmente impaciente, ávida de resultados a corto plazo.
Lograr que la percepción ciudadana hacia el gobierno -que tiende a ser más subjetiva que objetiva- se suavice le permitiría a Boluarte continuar alargando su permanencia. Sobre todo, porque, frente al adelanto de elecciones, que mantiene respaldo en las encuestas, la mandataria trasladó la responsabilidad al Congreso en distintas oportunidades, y ha descartado presentar su renuncia.
Además, los vínculos que ha buscado tender el Ejecutivo con las autoridades regionales estarían dando resultados. En la zona norte, la más afectada hasta el momento, los gobernadores regionales no han buscado responsabilizar a la mandataria o al gabinete exigiendo acciones más concretas para el manejo de la crisis por el factor climatológico (que incluso podría empeorar si se confirma un Fenómeno de El Niño en el país para la mitad del año). Las autoridades del norte han apostado por un trabajo coordinado con los ministros responsables. Aunque sea un escenario lógico, esta situación no es común en nuestro país.
Esto último, sin embargo, puede generar un reto en los próximos meses, pues las declaratorias de emergencia en nuestro país suelen ser aprovechadas para realizar gastos cuestionables, y esto podría tener un efecto rebote en contra de Boluarte, precisamente por esa cercanía a los gobiernos subnacionales.
Congreso Kevlar, no le entran balas o huaicos:
La última encuesta de CPI de marzo evidencia una tendencia al alza en la desaprobación del Congreso, con un 90.2%. Sin embargo, parece ser un Parlamento revestido de material Kevlar, pues termina absorbiendo los impactos de las críticas sin mayor daño.
Los congresistas parecerían no inmutarse por denuncias periodísticas relacionadas con gastos superfluos o mal uso de su presupuesto. Han podido superar varios “peores momentos” y “picos de impopularidad”, por lo que se sienten fortalecidos. Su trabajo se va a desarrollar a pesar de lo que los sondeos digan de ellos, bajo la lógica de que, mundialmente, los parlamentos son impopulares.
Si bien, por un lado, el Parlamento adelanta su semana de representación, por la coyuntura climatológica, y está organizando la entrega de donaciones a los damnificados; por el otro, prefiere no aprobar el adelanto de elecciones, sin preocuparse por estar en sintonía con “el pueblo”, y huyendo al pedido de encontrar una salida puntual a la actual crisis política.
Un 80.2% de los encuestados de CPI está a favor del adelanto de elecciones para el 2023. Sin embargo, en la Comisión de Constitución no se aprobó el adelanto de elecciones para finales de este año, demostrando su desinterés en la opinión ciudadana, pero sí aprobaron el dictamen que busca evitar que sentenciados postulen a cargos públicos, para lo que sí hay consenso entre la mayoría de las bancadas.
Esta iniciativa, presentada por distintos parlamentarios, podría ser catalogada posteriormente como un intento de “Ley Antauro”, tendrá una reacción de grupos radicales que apoyan la candidatura del líder etnocacerista. La visibilidad que puede ganar el menor de los Humala con esto iría en contra de los objetivos de los grupos políticos que apoyan la medida.
Finalmente, el que las protestas, por el momento, estén focalizadas solo en Puno, por el desgaste que implica hacerlas sostenibles en el corto plazo, también ha ocasionado que en el Congreso se haya apostado por continuar, como mínimo, hasta el 2024, sin cerrarse a la posibilidad de culminar sus mandatos en 2026. El generalizado desinterés que existe en la ciudadanía hacia la política le termina jugando a favor a los padres de la patria para su continuidad en el corto y mediano plazo.