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Estrategia de distracción laboral.

26 de Ago, 2022
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Análisis

Estrategia de distracción laboral:

El Ejecutivo, siguiendo con su estrategia de victimización de las últimas semanas, que le ha dado réditos públicos, ha virado a lo que se podría interpretar como el empoderamiento de los sindicatos laborales con mensajes de confrontación: ‘clase trabajadora versus élite empresarial’. Es decir, el mismo discurso antagónico de ‘los pobres versus los ricos’, ‘los oprimidos versus los opresores’, ahora con un matiz laboral y de derechos sindicales, ‘los trabajadores versus el empleador abusivo’.

Imagen: MTPE
Imagen: MTPE

En ese sentido, el ministro de Trabajo, Alejandro Salas, viene trabajando de cerca con estas organizaciones, resaltando mensajes como que “quien desarrolla al país es el trabajador, es la fuerza trabajadora (…) Quien desconoce eso no está viendo, o no está viviendo, la realidad”. E incluso, en su rol de vocero político, remarca que los derechos laborales tienen que ser constitucionalizados.

Sin duda, esto sería parte de la campaña de distracción del Ejecutivo, pues la discusión y el debate, lejos de ser técnico, termina siendo político y hasta sentimental sobre temas que no atienden el fondo de los grandes problemas del país, como lo es la informalidad laboral. El gobierno estaría sacando provecho al poner en agenda asuntos que no afectan a las grandes masas, quienes continúan haciendo su vida de manera cotidiana, sin que se altere su situación.       

Además, el gobierno, beneficiado de este debate público y mediático, continúa teniendo el respaldo de centrales sindicales y líderes sociales que son, dentro de todo, organizaciones con cierta capacidad de movilización. Como parte de esta estrategia, Castillo ahora se vuelve a encaminar en la senda de las promesas de campaña. Dentro de la población que desaprueba al mandatario, están varios subgrupos, entre los que podemos encontrar a aquellos que quieren cambios radicales en el país. El mandatario, queriendo buscar mejoras a su aprobación, ha sabido utilizar a favor de su estrategia pública acciones contrarias a su gobierno provenientes del Congreso y la Fiscalía. Es decir, apuesta al discurso de victimización argumentando que el Parlamento le supondría trabas a su gestión y que la Fiscalía estaría a cargo de una persecución política.  

Tanto Castillo y sus mejores voceros políticos, como Félix Chero, Alejandro Salas, Roberto Sánchez y Aníbal Torres, usan mensajes antagónicos y la Asamblea Constituyente se convierte ahora en un tema de forma y ya no de fondo, pues le sirve para la confrontación Ejecutivo versus Legislativo. La Asamblea deja de ser el objetivo principal para ser la manera en cómo se ponen en agenda otras premisas del gobierno, como, por ejemplo, la constitucionalización de los derechos laborales. El Congreso de la República, desgastado tras las negociaciones de las comisiones y con una división que aún continúa, ha dejado un flanco abierto que el Ejecutivo ha sabido atacar bien. La intención de dejar al Congreso como “el malo de la película”, que no atiende las demandas del pueblo, es cada vez más evidente. Lo complejo del asunto, es que la oposición parlamentaria sería incapaz de responder y reaccionar de forma adecuada.

El gobierno ha desviado la atención cuando se decide la prisión preventiva contra Yenifer Paredes y el pedido de impedimento de salida contra la primera dama. Hace solo unas semanas el foco mediático se centraba en las investigaciones y las denuncias en su contra. El nombramiento de Salas en la cartera de Trabajo es una estrategia planificada en la línea de apoyar a los sindicatos para obtener su respaldo. Tener a su favor sindicatos fortalecidos le seguiría sumando a su estrategia pública. Lo mismo sucede con Betssy Chávez en Cultura, pues es un ministerio que tiene a su cargo la Ley de Consulta Previa, los pueblos originarios y los pueblos andinos, que son sectores que fueron parte del soporte de Castillo en la campaña. Salas y Chávez terminarían siendo los alfiles del mandatario en esta partida, no los peones.

Quien también entra al tablero, pero como un elemento distractor, es Antauro Humala. El líder etnocacerista, quien ciertamente no se plegaría al gobierno si es que este no le es útil, tiene un perfil impredecible. Ello puede genera temor en algunos grupos, y aunque no quiere decir que los peores escenarios pensados se concreten en un corto plazo con su liberación, esta podría darle un respiro al Ejecutivo. Es pronto para analizar el rol que jugará el exmilitar en esta agitada coyuntura.

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