La caída de Otárola
Sólo en el Perú:
Sin mayor sobresalto, esta semana los peruanos hemos sido testigos de 3 hechos que impactan en nuestra política en el corto plazo. Quizás el menos drástico fue el cambio de premier, siempre que Otárola y Adrianzén tienen rasgos similares y no se anticipan giros de timón en el Poder Ejecutivo. Por el contrario, el retorno a la bicameralidad y la reelección de congresistas sí cambiará absolutamente las reglas del juego político, aunque con el frágil sistema de partidos es muy difícil prever qué tan positivo será el cambio. Finalmente, el Congreso logró, este jueves, una destitución parcial de la Junta Nacional de Justicia, objetivo que perseguía desde hace unos meses, sacando a la luz nuevamente, las intensas negociaciones que llevaron a ese resultado.
La caída de Otárola:
A inicios de esta semana, Alberto Otárola presentó su renuncia a la Presidencia del Consejo de Ministros. La denuncia que se difundió el fin de semana en su contra no era la primera que enfrentaba con relación a cuestionadas contrataciones de sus allegados con el Estado, pero a diferencia de las anteriores, ocurrió cuando el exjefe de Gabinete estaba fuera de Perú. Su demora en regresar al país generó que su acción de respuesta a la crisis sea tardía.
La ausencia de Otárola permitió la presidenta Boluarte liderar políticamente la situación. Fue la ministra de la Mujer, Nancy Tolentino, quien es cercana a la mandataria, la encargada de encabezar la conferencia de prensa tras sesión del Consejo de Ministros donde señaló que la mandataria había solicitado el retorno inmediato de Otárola al país.
El legado del expremier:
¿Cuál es el legado de Alberto Otárola al gobierno? En primer lugar, deja un gobierno mucho más estable, en comparación a sus primeros días, en los que era incierta la continuidad de la mandataria. Otárola logró inyectarle firmeza y resistencia a un gobierno débil y parar el enfrentamiento institucionalizado con el Congreso, con el que logró tener una relación fluida, cordial y de beneficio mutuo.
En su gestión, se logró aprobar, desde el Congreso, la norma que permite a la presidenta gobernar de manera remota con el fin de permitir los viajes al extranjero de la mandataria. Boluarte ha podido, gracias a esto último, asistir a importantes foros en el exterior, interactuar con sus pares de la región y asumir la presidencia de APEC 2024.
Otárola, además, demostró capacidad de resiliencia. Con 440 días en el cargo, se convirtió en uno de los jefes de Gabinete con mayor permanencia desde 2016. En su mensaje de despedida dejó claro que no va a desaparecer del mapa político y que tiene pendiente una conversación con la presidenta, pues seguro continuará como interlocutor entre el gobierno y el Congreso.
Los retos para el nuevo premier:
La presidenta Boluarte habría optado por mantener el orden de las cosas en su gobierno con la designación de Gustavo Adrianzén en la PCM. Adrianzén es, en términos políticos, una continuidad de Otárola. Tanto Otárola como Adrianzén han cambiado su postura política en los últimos años. El nuevo jefe de Gabinete se encuentra, ahora, más alineado a la centroderecha e intentará ganarse un nombre propio en el terreno político.
Su reciente gestión como representante de Perú ante la OEA, tuvo una importante carga política. Claro ejemplo es la defensa que realizó sobre el gobierno de Boluarte en diferentes asuntos, como las protestas y manifestaciones sociales, así como el indulto realizado al expresidente Alberto Fujimori.
Entre los retos de Adrianzén está, mantener el equilibrio y ánimo a la interna del gobierno, así como una recomposición del gabinete. Adrianzén necesita recomponer los bandos y grupos que se generaron en el gabinete, que se hicieron evidentes al momento de la juramentación, para empezar a accionar como gobierno y reactivar el sector público.
El segundo reto es continuar con la buena relación que gestó Otárola con el Legislativo. Adrianzén, tal vez con una mejor habilidad de vocería política, debe saber llevar las diferentes formas de relación de las bancadas con el Ejecutivo.
El tercer gran reto es consolidar los temas urgentes para el gobierno, como la relación de la presidenta con las autoridades regionales y la ejecución de obras emblemáticas para el país, de cara a lo que será el legado del actual gobierno. Además, el nuevo PCM debe poder reactivar al sector público de la paralización en la que se encontraría.
Bicameralidad 2.0:
El Pleno del Congreso aprobó, en segunda votación, la Reforma Constitucional que reestablece la Bicameralidad. El resultado de la votación fue 91 votos a favor, 30 en contra y una abstención. El retorno al sistema bicameral en el Legislativo es el cambio más drástico en la política peruana y significa un giro en las reglas del juego que será efectivo en julio de 2026.
¿Qué viene ahora? Por parte del Ejecutivo está pendiente la promulgación y publicación en el diario oficial El Peruano. Al ser una reforma constitucional, no existe posibilidad de observación de la autógrafa. Para el Congreso, lo que viene es una etapa de planificación dura e intensas negociaciones para poder desarrollar esta reforma constitucional a través de modificaciones a la ley de Elecciones y la de organizaciones políticas, que, muy probablemente, estará a alineada a los deseos e intereses de las bancadas del bloque mayoritario que domina el Parlamento.
La aprobación de la bicameralidad esta semana, además, muestra que la alianza que hay en el Congreso se mantiene sólida. Entre la primera y la segunda votación, no hubo parlamentarios que hayan cambiado el sentido de su voto. La diferencia entre ambos resultados se da por parlamentarios que se ausentaron en alguna de las fechas, y un caso particular de una congresista suspendida. Además, se pudo ver nuevamente que las bancadas formadas por disidentes son las que se fraccionan con mayor facilidad, pues su unión se da en torno a interés de tener representación en espacios de decisión en el Parlamento, y no por coincidencias programáticas.
Por último, la aprobación de la reelección de diputados y senadores también es un elemento que cambia considerablemente las reglas de juego en la política, al generar otros incentivos para el accionar de estos representantes. Se prevé entre otros aspectos que tendremos a parlamentarios mucho más activos en los últimos años de gestión, y surge la pregunta con relación a si serán también más responsables en la toma de decisiones.
Destitución parcial a la JNJ:
El Pleno del Congreso logró, en una sesión de casi 10 horas y con varias reconsideraciones, algunas todavía pendientes, la inhabilitación por 10 años de la función pública a Aldo Vásquez e Inés Tello, miembros de la Junta Nacional de Justicia. Para lograr el resultado sobre Vásquez, cuya acusación fue rechazada en un primer momento, fue clave el cambio en el sentido de la votación de Jorge Marticorena, de Perú Bicentenario, y de Jorge Flores y Raúl Doroteo, ambos de Acción Popular y sindicados como ‘Los Niños’. Sin embargo, se ha presentado una nueva reconsideración, por parte de la congresista Ruth Luque, que deberá verse el lunes.
Desde el inicio del proceso de inhabilitación, los casos de Tello y Vásquez eran los que más interés despertaban, por ello los parlamentarios desplegaron una serie de estrategias para llegar a los 67 votos necesarios. Más allá de las reconsideraciones, las interpretaciones coyunturales del reglamento del Congreso podrían conllevar nuevos procesos judiciales de parte de los ahora exintegrantes de la JNJ.
Por su parte, Imelda Tumialán, María Zavala, Guillermo Thornberry y el exintegrante Henry Ávila, pueden respirar aliviados tras el rechazo de sus informes. Lo que más genera suspicacias, luego de un abrupto levantamiento de la sesión del Pleno, es el proceso sobre el presidente de la Junta, Antonio de la Haza, pues quedó pendiente hasta el lunes próximo, una nueva votación tras aprobarse la reconsideración del proceso que no alcanzó el mínimo requerido para su inhabilitación en una primera oportunidad. Desde la izquierda progresista señalan que esta decisión de la Mesa Directiva, a cargo del primer vicepresidente Arturo Alegría, de Fuerza Popular, se presta para sospechar de las intenciones del bloque de derecha.
El Congreso cierra la semana demostrando que cada vez estamos más cerca de ser, en la práctica, una república parlamentaria, donde el poder está concentrado en manos de los 130 ‘padres de la Patria’.