Enfrentamiento ideológico.
¿Fragmentación ideológica?:
El adelanto de elecciones en el Congreso continúa generando fragmentación, tanto en el bloque de la derecha como en el de la izquierda. En ese sentido, quien continúan apostando por un recorte de mandato y adelanto de elecciones en la derecha es Fuerza Popular, como señalaron en un comunicado emitido esta semana. Sin embargo, esta posición le causa “extrañeza” a Renovación Popular, según un comunicado difundido por la bancada. Para el ala más conservadora de la derecha, aprobar un adelanto de elecciones es “hacerle el juego a los violentistas y a los grupos radicalizados de izquierda”. Esa sería la misma postura para Avanza País, pues la bancada continúa mostrándose en contra de un recorte de mandato para este año, y condicionan su apoyo a la aprobación de reformas políticas como la bicameralidad, la reelección inmediata de parlamentarios, así como establecer nuevos impedimentos para quienes postulen en este nuevo proceso electoral, vinculados a sentenciados por delitos como homicidio, secuestro, terrorismo, entre otros, incluso si ya han cumplido sus penas.
En la izquierda el escenario es similar. Si bien el Bloque Magisterial estaba de acuerdo con debatir nuevamente el adelanto de elecciones en el Pleno, terminó retirando su firma de la ampliación de agenda virtual para incluir estos proyectos de ley. El retiro de firma lo realizó la vocera alterna, Elizabeth Medina, quien luego terminó siendo candidata para la segunda vicepresidencia de la Mesa Directiva. En su intervención en el Pleno del jueves 9 de febrero, Medina señaló que quienes piden nuevas elecciones están siendo azuzados, agregando que ello no solucionará la crisis. Antes del golpe de Estado de Castillo, se conoció que la parlamentaria, durante una Junta de Portavoces, se puso a llorar pidiéndole a los voceros que paren con la confrontación para que puedan terminar sus mandatos en 2026, en el marco de la última moción de vacancia que enfrentó el expresidente.
No todas las bancadas exoficialistas estarían de acuerdo con el recorte del mandato. Más de un parlamentario ha señalado que a sus colegas les cuesta dejar el nuevo estilo de vida que han adquirido como congresistas, situación que parece estar muy cerca a la realidad, pues en distintos debates han optado por señalar que quienes no quieran seguir en el Congreso, presenten licencia sin goce de haber o un proyecto de reforma para permitir la renuncia al cargo.
Sin duda, dado que las manifestaciones y protestas no han escalado a una magnitud similar a las de noviembre de 2020, en rechazo al gobierno de Merino, la mayoría de los congresistas prefiere normalizar el convivir con las protestas que se van suscitando de manera cotidiana.
Para la sesión del Pleno de este viernes 10, circula una nueva acta de Junta de Portavoces virtual para la ampliación de la agenda que permita incluir los proyectos de adelanto de elecciones. Sin embargo, hasta el momento solo cuenta con las firmas de Cambio Democrático y Perú Democrático, un equivalente de 10 congresistas de los 61 necesarios como mínimo para que se apruebe la ampliación. Por último, se amplió la primera Legislatura Ordinaria de Período Anual de Sesiones 2022-2023 hasta el 17 de febrero; mientras que la Comisión de Constitución se declaró en sesión permanente. Ambas decisiones en caso se requiera aprobar alguna reforma constitucional en dos legislativas consecutivas.
¿Qué dicen las encuestas?:
La última encuesta de Datum ratifica, en cierta medida, lo difundido en enero por el IEP. La presidenta Dina Boluarte enfrenta una desaprobación del 76%, llegando al 89% y 85%, respectivamente, en el centro y sur del país, donde aún persisten movilizaciones en contra del gobierno.
Sobre la actual crisis en el país, un 71% está de acuerdo con la renuncia de Boluarte y con el cierre del Congreso; mientras un 56% está a favor de instalar una Asamblea Constituyente. Nuevamente, las zonas en las que más persiste este sentimiento son en el centro y sur del país, aunque en Lima el apoyo y la oposición a esta idea está dividida, con 46% tanto a favor como en contra. Sin embargo, la posición sobre la reposición de Pedro Castillo, desaprobado por un 69%, demuestra que estas manifestaciones y protestas no estuvieron motivadas por Pedro Castillo, sino por lo que su elección significó para distintos grupos sociales.
En el desagregado respecto de la Constitución, un 36% está a favor de cambios parciales, versus un 29% que está de acuerdo con una Carta Magna totalmente nueva. Incluso en la aprobación de los cambios parciales, las cifras más altas, 42% y 43%, provienen de Lima y el Sur, respectivamente. Sobre la elaboración de una nueva Constitución, una gran mayoría (60%) preferiría que sea un grupo de expertos el que presente un proyecto y sea aprobado en un referéndum, antes que una Asamblea Constituyente.
Por último, los encuestados señalan que, además de cambiar la Constitución o algunos artículos, así como leyes, la Asamblea Constituyente terminaría siendo un espacio de diálogo para el beneficio del país o donde se puede escuchar las opiniones del pueblo. Esto refleja la efectividad de la narrativa de la izquierda en los últimos años, donde han magnificado y sobredimensionado la representatividad que tendría un espacio como este.
Otro aspecto importante a tener en consideración es que, indistintamente de que se quieran cambios totales o parciales para la Constitución, el Congreso no parece ser la salida para realizarlos, dado el descrédito que presenta este poder del Estado. Cualquier otro organismo que se proponga como alternativa, tendrá mayor respaldo.
Actualmente estamos ante protestas de corte político de un sector de la población que está exteriorizando un profundo malestar. La principal demanda se centra en conseguir un espacio de representación y participación política, y en ese sentido, la diatriba de una Asamblea Constituyente que reunirá al pueblo en torno a un deseo de cambio, genera adhesión, aunque en simple, sería solo otro Congreso, de menor duración, y con una única tarea.
En el mundo del revés:
Por último, la presidenta Dina Boluarte presentó, junto al gabinete, un avance de sus dos meses de gestión. La sensación, luego que se limitara a responder que el adelanto de elecciones continúa estando en la cancha del Congreso, es que el Ejecutivo estaría apostando por una convivencia con las marchas como la nueva normalidad del país.
El Ejecutivo continuará reuniéndose con las diferentes autoridades regionales y locales en su intento de contar con alianzas que les permitan llegar a un diálogo a nivel nacional.
Boluarte continúa con el discurso del mandato constitucional y apelando a ser la primera mujer en ocupar la presidencia del país. Sin embargo, para alguien que enfrenta 76% de desaprobación y un 71% de los encuestados pide su renuncia, continuar calificando a las protestas y manifestaciones como parte de “grupos minúsculos violentistas”, podría jugarle en contra.
La estrategia de comunicación del gobierno transitará por intentar demostrar que están gobernando y a cargo de la situación, y que atenderán las principales demandas de la población. Luego de haber descartado su renuncia en distintos momentos, no es descabellado pensar que en un sector de Palacio de Gobierno ronde la idea de mantenerse en el cargo más tiempo del esperado. Lo que se desconoce es qué postura tomaría una Dina Boluarte, que se autodefine como una mujer de izquierda democrática, con un período de gobierno más largo, en el que convivirá con un Congreso ampliamente desaprobado, y que hoy es su principal soporte.