La eterna elección del mal menor.
¿La perpetua elección del mal menor?:
La última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) nos da luces sobre la falta de líderes políticos verdaderamente representativos para los peruanos. El presidente Pedro Castillo y el líder etnocacerista Antauro Humala encabezan la encuesta sobre el político que representa mejor a los peruanos, con un 6% y 4%, respectivamente, pero un 50% de los encuestados considera que ningún líder político lo representa y un 18% no tiene claridad sobre el tema.


En este escenario, el panorama para quienes lideran la encuesta no es necesariamente favorable. Si bien estos resultados podrían traducirse en votos suficientes para obtener un resultado positivo en una elección, las propuestas de Castillo y Humala son reivindicativas y están centradas en la representatividad de sus ideas, planteamientos e, incluso, de su apariencia física o sus orígenes. Que estas premisas calen en un sector tan pequeño, dispersa, de cierta manera, la idea de una lucha de clases arraigada en la población, y más bien, ayuda a vislumbrar que las grandes mayorías están alejadas de este tipo de discursos y de la política en general.
En contraparte, la representatividad nunca ha sido el fuerte de los políticos de derecha. Sus planteamientos están enfocados en el personalismo, con una mirada desde arriba, donde ellos junto a sus equipos técnicos, intentan demostrar que tienen capacidad de atender los principales problemas del país.
Casi 7 de cada 10 peruanos no encuentran representación en alguno de los principales actores de la clase política peruana. Situación especialmente preocupante en el contexto en que vivimos. Existe un gran bolsón electoral que no está satisfecho con la actual oferta, y que una opción moderada podría capitalizar, aunque esta no se vislumbre de momento.
Lo cierto es que la crisis política, agudizada en el último quinquenio, junto a la falta de soluciones a demandas ciudadanas, dan como resultado un distanciamiento entre los ciudadanos y los políticos. Lo que también ayuda a responder por qué existe tanta indiferencia de la ciudadanía frente a las cada vez mayores denuncias de actos de corrupción del actual gobierno. Después de todo, ¿por qué generaría mayor indignación un presidente seriamente cuestionado, si de cara a las elecciones regionales y municipales del domingo, las personas deberán elegir entre candidatos denunciados por diversos delitos, como corrupción, violencia, entre otros? En especial, cuando en determinados casos, se volverá a elegir a exautoridades por demás cuestionadas, sin que sorprenda que sean quienes consigan las más altas votaciones de un proceso electoral que no ha despertado interés.
En términos generales, y ahondando en nuestra crisis política, hay altas probabilidades de que este domingo sean elegidas autoridades que no sean representativas para la ciudadanía, y que, además, obtengan (mayoritariamente) bajos porcentajes de votos.
Por otro lado, teniendo en cuenta el bajo nivel de representación de los líderes políticos puede entenderse que, para la ciudadanía, sea necesario el alejamiento de los actuales líderes para dar pase a una nueva clase de políticos. Incluso algunos de los pocos actores que plantean salidas este problema, no logran tener impacto, pues estarían transmitiendo mensajes técnicos, como plantear adelanto de elecciones de la mano con una reforma política. Las soluciones planteadas se ven lejanas y complejas, para un país donde el 80% vive el día a día, y piensa de forma similar.
El riesgo radical:
Por lo antes expuesto, y al existir una insatisfacción ciudadana, especialmente de un grupo que demanda cambios radicales y que respalda a diferentes líderes de izquierda en cada elección, se abre la interrogante sobre qué figura radical capitalizaría una postura extrema. Victimizar a Antauro Humala probablemente le favorezca.


Si bien el líder etnocacerista está en campaña por todo el país, estamos atravesando un proceso de entendimiento de su caudal político, en el que, además, podremos ver su verdadera capacidad. En todos estos años, las teorías sobre su verdadero alcance han sido limitadas, pues al estar privado de su libertad, no se tenía
certeza de qué tanto era capaz de convocar o qué sensaciones generan sus propuestas en la ciudadanía. Sus exabruptos, actitudes, mensajes y acciones determinarán su posicionamiento. Tener una valoración exacta de lo que ello puede significar a estas alturas, sería prematuro. Su primer gran reto es concretar la inscripción de una plataforma política propia.
Sin embargo, y ante el riesgo de que no se vislumbran opciones capaces de combatir este extremismo, la propuesta de impedir ciertas postulaciones, a través de leyes que pueden ser vistas como normas con nombre propio, no pone fin al descontento. A pesar de ser necesarias, estas limitaciones deben ir de la mano de otras medidas y acuerdos políticos, pues esto solo sería aprovechado por otra figura radical. La misma encuesta del IEP revela que, en términos de tendencia ideológica, solo un 14% se siente representado por la izquierda, pero, este fue el porcentaje de votos emitidos que le bastó a Castillo para pasar a segunda vuelta en 2021.
Aunque el foco de la atención pública esté en Antauro Humala, la irrupción de Guillermo Bermejo en la arena política no se debe pasar por alto. En especial cuando ha demostrado tener más reacción que los grupos opositores, y como es conocido, cuenta con el absoluto respaldo del presidente y sus más cercanos asesores.
Acusación clave:
Ha trascendido la versión de que la fiscal de la Nación formularía ante el Congreso de la República una acusación constitucional contra el presidente Castillo, tras los avances en las investigaciones que se le siguen. Sin embargo, resultará vital que dicha acusación esté fundamentada, y se sustente con pruebas contundentes o indicios bastante claros, además de que la titular del Ministerio Público esté en la capacidad de ejercer una defensa férrea, mediática e incluso política, de la misma. En caso esto no ocurra, el mandatario podría salir fortalecido, y no se descartaría que se evalúe un cierre del Congreso, como lo revelaría los informes de evaluación que se solicitan a la Dirección Nacional de Inteligencia sobre este escenario.


El Congreso podrá, frente a una acusación constitucional, buscar una suspensión del cargo, plantear una vacancia presidencial, ignorar el requerimiento o alargar el proceso de la denuncia de Fiscalía. Los aliados del gobierno tendrán un rol clave para decidir el futuro del mandatario. Estos grupos han demostrado ser capaces de mantener la unidad necesaria para impedir el avance de propuestas similares. En un contexto de elecciones regionales y locales, con nuevas autoridades por ingresar en enero, y con la aprobación del presupuesto 2023 en camino, se abren distintas posibilidades de negociación política.
Además de ello, estamos frente a una oposición que ha demostrado incapacidad de sostener un acuerdo político en contrapeso al Ejecutivo. El caso más reciente fue la frustrada censura contra Willy Huerta, titular del Mininter. Los errores políticos de la oposición y la falta de consenso le terminan por dar un margen de acción sin control político al gobierno. Incluso en este escenario, la participación ciudadana será clave para ejercer presión sobre las acciones de los parlamentarios.